¿Cómo afectará la nueva Ley de Bienestar Animal a los veterinarios?

El Colegio de Veterinarios de Madrid ha reunido a varios expertos para analizar los aspectos y novedades de esta ley respecto al ejercicio de la profesión veterinaria

La reciente aprobación por parte del Congreso de los Diputados de la Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales ha suscitado muchas dudas en el sector veterinario y el Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema) ha querido arrojar luz sobre este asunto.

Para ello, este jueves 16 de febrero, organizó una jornada online con el objetivo de analizar y conocer con más detalle los aspectos y novedades de esta ley, centrándose en los temas en los que puede afectar al ejercicio de la profesión veterinaria.

El presidente de Colvema, Felipe Vilas, fue el encargado de presentar esta jornada que, en sus palabras, “ha despertado un interés tremendo, no solo en Madrid sino en toda España”, con más de 1.000 profesionales inscritos.

Vilas quiso agradecer este interés y también el esfuerzo de la vicepresidenta de Colvema, Ana Pérez, del moderador Manuel Lázaro, vocal de la Junta de Gobierno del colegio, y de todos los ponentes.

“Estamos ante una situación que ha generado cierto desconcierto”, reconoció Vilas, quien lamentó que parece que “lo único importante de esta ley” es que han quedado fuera los perros de caza, sin tener en cuenta que el trasfondo es mayor, sobre todo para los veterinarios, que se verán directamente afectados como máximos garantes de la salud y bienestar animal.

Lázaro recogió el testigo de Vilas, destacando que más allá de los titulares de los medios de comunicación, el colegio siempre ha estado preocupado por la evolución de esta ley, y precisamente por esto ha reunido a expertos de distintos ámbitos para aclarar aspectos de esta que pueden generar preocupación.

La jornada contó con expertos de renombre, como María Luisa Fernández Miguel, vocal de Pequeños Animales de la Organización Colegial Veterinaria; Tomas Camps, presidente del Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de Avepa; Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos; José Enrique Zaldívar, presidente de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal; y Andrés Montesinos, profesor y clínico de animales exóticos en la Universidad Complutense de Madrid.

 

BIENESTAR ANIMAL Y DIGNIDAD DE LOS ANIMALES

La primera en intervenir fue María Luisa Fernández Miguel, quien no pudo conectarse en directo. Fernández quiso dejar claro que ella no venía a dar una opinión personal, sino que trasladaba los planteamientos del Consejo General de Veterinarios de España, y en general transmitió que no se han sentido escuchados en sus pretensiones.

En este sentido, la presidenta reconoció que desde el primer borrador la norma ha evolucionado mucho, “en general para bien”, pero considera que aún sigue escorada hacia el animalismo, basándose en términos poco concretos como la “dignidad” y dejando en un segundo plano otros que sí son medibles científicamente como el bienestar animal.

Además, a pesar de las mejoras, los veterinarios quedan relegados al sector de los animales de compañía y solo en determinados ámbitos. De hecho, hizo hincapié en que ni siquiera se refiere al veterinario municipal, en los que terminará recayendo buena parte de su aplicación.

Para Fernández, uno de los problemas de la ley es que nace sin financiación, y si verdaderamente se quiere que cambien las cosas, hacen falta medios y profesionales cualificados como los veterinarios, sobre todo a nivel municipal, para que esto sea así. “Hemos perdido una oportunidad de oro para financiar la figura de los peritos veterinarios”, añadió.

Otro punto controvertido es el de la formación, que es requerida en muchos puntos de la norma, pero en ningún momento se aclara quién debe darla. Lo mismo sucede con los profesionales del comportamiento, lo que podría derivar en intrusismo. “Los veterinarios somos los únicos profesionales en bienestar animal, con nuestros estudios reglados”, afirmó.

La eutanasia es también otro aspecto “ambiguo” de la norma, ya que recoge en su redactado, que no va a ser posible si hay opción de tratamiento paliativo o curativo, sin entrar en juego motivos económicos y sin dejar suficiente margen de maniobra al criterio veterinario.

“Es decir, si el animal tiene una patología con posibilidad de cura, como una tetraplejia de un perro, que es tratable con una operación de columna, pero los propietarios no pueden pagar el quirófano no vamos a poder practicar la eutanasia”, explica. “Dependemos de las posibilidades económicas del propietario”, recordó.

Otros temas, que para Fernández no están lo suficientemente bien abordados son los gatos de colonias, las revisiones veterinarias, en qué punto quedan los perros de caza, qué es exactamente un animal desamparado y en qué lugar quedan los animales de los indigentes o los animales exóticos. Tampoco se mostró de acuerdo con la exclusión de los perros de caza.

 

LA LEY ES UN AVANCE, AUNQUE TIENE “LAGUNAS”

Tomás Camps comenzó señalando que ellos sí se han sentido partícipes del proceso de elaboración de la Ley y que sus alegaciones sí se han tenido en cuenta en gran parte. A continuación, centró su intervención sobre todo al ámbito del comportamiento y el bienestar animal, recordando que desde el ámbito científico el bienestar animal se ha actualizado y ya ha pasado de consistir en una ausencia de emociones negativas, requiriendo también la presencia de emociones positivas.

En general, hay numerosos puntos que regulan la vida de los animales para que existan esas emociones positivas en momentos importantes de los animales, como su cría, que juega un papel a largo plazo sobre cómo estos animales van a gestionar sus emociones cuando son adultos.

Algunos de los puntos destacados por el representante de Avepa fueron que se haya regulado por primera vez la selección genética para evitar alteraciones sobre la salud del animal a lo largo de su vida, como el caso de los braquicéfalos. También vio positivo que se hayan prohibido explícitamente algunas prácticas de manejo de animales como los que requieren castigo o utilizan collares eléctricos o de pinchos.

Eso sí, criticó que no se establezca claramente que los veterinarios son los profesionales que deben formar y supervisar que se cuida el bienestar de los animales. “Nosotros sí que vemos que, aún con lagunas, se ha intentado tener una aproximación científica”, defiende.

Otro punto que también lamentó es que durante el trámite parlamentario se ha retirado del texto la derogación de la ley de perros potencialmente peligrosos. En cuanto a la gestión de las colonias felinas consideró “innegable” su impacto en la biodiversidad y debe de tenerse en cuenta la dificultad de la captura de estos animales para su esterilización. En este sentido, desde Avepa recomiendan el método CER para el control ético de las colonias felinas.

Para Camps la ley es un avance y la mayoría de las medidas sí que están basadas en la ciencia, aunque en otras, como la exclusión de los perros de caza o la tauromaquia, no ha sido así. También trasladó su preocupación por el potencial intrusismo en la medicina del comportamiento animal que puede terminar generando esta norma. No obstante, recordó que, en este y otros ámbitos habrá que esperar a los reglamentos que detallen su aplicación.

 

LA FILOSOFÍA DE LA LEY: ÉTICA FRENTE A CONSERVACIÓN

Por su parte, Gortazar criticó la filosofía de la ley, pues hay dos corrientes, una más basada en el individuo —en cada animal concreto— y en la ética y otra más utilitarista, con una visión más allá del individuo, teniendo en cuenta la especie o los ecosistemas.

El problema para el veterinario es que esta ley solo tiene en cuenta la primera de estas corrientes, que es la que tiende a defenderse desde el animalismo. “Esta ley prima el bienestar del individuo sobre la conservación del ecosistema”, aseguró.

Uno de los puntos en los que esto se ve más reflejado es en la gestión de las colonias felinas con el CER como única alternativa. “La ciencia ha demostrado ya repetidamente que no es efectivo”, afirmó e hizo referencia a la carta abierta firmada por más de 800 científicos, que fueron “ninguneados” en la redacción de la ley. “Se ha escuchado más a unos sectores que a otros”, lamentó.

En la misma línea, la filosofía de la norma va a afectar a algunas actividades que se llevan a cabo en el medio rural. Todo esto teniendo en cuenta la exclusión de los perros de caza y de trabajo de la norma. De hecho, para Gortazar será la reforma del Código Penal y no la Ley de Protección Animal la que más impacto tendrá en este ámbito.

Otro punto, al igual que abordaron el resto de los ponentes, es que la norma recoja que puede haber personas cualificadas y acreditadas, junto al veterinario. “Ahí debe estar solo el veterinario”, insistió.

Pero para Gortazar uno de los puntos más preocupantes son las definiciones, que califica de “desastrosas”, y remarcó que con términos como animales desamparados, extraviados, comunitarios, fauna urbana o vertebrados “va a generar inseguridad”. Por último, mencionó que el listado positivo de animales exóticos también podría terminar generando problemas en el ámbito de la biodiversidad.

 

EUTANASIA Y ESTERILIZACIÓN EN VETERINARIA

Como introducción, Enrique Zaldívar defendió la ley en algunos ámbitos, aunque criticó que el texto es “contradictorio en muchos aspectos” y con “demasiados artículos que carecen de contenido práctico”. “Tiene para nosotros más cosas negativas que positivas”, afirmó, haciendo especial mención a la exclusión de los perros de caza.

Sobre que no se tenga en cuenta a los veterinarios, recordó que la palabra veterinario se repite 50 veces en el texto y se les tiene en cuenta en numerosos apartados que abordan ámbitos como el abandono, la cría y comercio de animales, la promoción de campañas de identificación, vacunación y venta responsable, el método CER y reubicación de colonias felinas, la eutanasia y el sacrificio, comportamiento animal, Consejo Estatal de Protección Animal, el Comité Científico y Técnico o el Plan Estatal de Protección Animal.

Eso sí, hay algunas labores que se le atribuyen a los veterinarios en las que no estuvo de acuerdo, pues según el texto serán los encargados de verificar si el destinatario de un animal está inhabilitado para la tenencia en las transacciones de animales. “No es una labor de los veterinarios”, aseguró. Tampoco vio con buenos ojos los cursos de tenencia responsable.

Respecto a la eutanasia, trató de hacer una distinción entre esta práctica y el sacrificio, que es la que más estará restringida en esta norma. Y es que el veterinario apuntó que en sus 40 años como clínico ha recibido peticiones de sacrificio que denotan una tenencia irresponsable, aunque celebró que cada vez se ven menos.

“La petición de sacrificar perros o gatos por hartazgo, falta de recursos económicos o de tiempo, alergias o porque lo ha dicho el ginecólogo nos sorprenden hoy en día”, señaló, e hizo referencia a los “chantajes emocionales” que sufren los veterinarios en este ámbito si se niegan a atender este tipo de demandas. Por lo tanto, para el veterinario la ley podría ayudar a algunos profesionales a salir de este tipo de “atolladeros”.

Respecto a la esterilización indicó que no se va a obligar a esterilizar todos los animales de compañía. “Se ha impuesto la ciencia”, subrayó, aunque mostró su preocupación sobre si habrá una evaluación veterinaria adecuada, teniendo en cuenta que se obliga a esterilizar o a comprometerse a hacerlo cuando se adquiere un animal de compañía.

Uno de los puntos que más celebró es el de los registros. “Son todos positivos, la cuestión es cómo los gestionen”, manifestó, y remarcó que una base de datos estatal de animales de compañía a la que todos puedan acceder ayudará a evitar los problemas que solían tener cuando había que hacer gestiones con animales de otras comunidades autónomas.

 

VETERINARIOS DE ANIMALES EXÓTICOS: EL LISTADO POSITIVO

Andrés Montesinos fue el encargado de abordar el ámbito de la clínica de animales exóticos, y consideró que buena parte de los problemas surgen de definiciones como especies invasoras y otras como animal silvestre en cautividad. También preveyó problemas en los registros de núcleos zoológicos.

Pero el punto que más trabas puede terminar generando es el del listado positivo, que se tendrá que publicar en el futuro y que establece una lista de animales que se pueden tener, excluyendo al resto.

El problema se genera en que en este listado se menciona la exclusión de especies invasoras y, teniendo en cuenta que en España existen especies invasoras “ridículas”, puede ser muy preocupante.

Un claro ejemplo es el cerdo vietnamita, que ni siquiera es una especie, sino una raza. “La capacidad de redacción técnica en leyes anteriores nos hace preguntarnos si aquí se va a aplicar igual”, lamentó.

En general vio un “sesgo especista” y de falta de conocimiento de los pormenores del cuidado de animales que no sean perros o gatos, pues dedica mucha atención a las colonias felinas, pero no así, por ejemplo, a las colonias de palomas. “¿Por qué los gatos sí y las palomas no?”, reflexionó.

Otro punto en el que consideró que no se ha tenido lo suficientemente en cuenta su sector es, por ejemplo, el de los conejos, en los que no será obligatoria su identificación, —pero sí la de los hurones— aunque es el tercer animal de compañía más común en España, muy por encima del hurón.

Tampoco vio con buenos ojos el anillamiento de aves que establece la norma, pues considera que “roza el maltrato animal” y es evitable en muchos casos, pues existen ya microchips muy pequeños que se pueden utilizar en estos animales.

 

FUENTE: Animal´s Health

27 de febrero 2023