El único grupo de protección animal de Canarias cumple su primer aniversario

Los policías locales destinados a salvaguardar la integridad de los animales de compañía han acometido 610 actuaciones desde su creación en Las Palmas de Gran Canaria

El único grupo de protección animal de la Policía Local en Canarias cumple su primer aniversario salvaguardando la integridad y salud de los animales de compañía. Durante el año que llevan en funcionamiento han acometido 610 actuaciones. «Normalmente quien entra en la policía lo hace pensando en la protección de las personas», comenta Alejandro González, oficial responsable de la Unidad de Mediación y Convivencia, pero los integrantes del grupo tienen una sensibilidad especial por los animales y pueden llegar a echar abajo puertas con el único objetivo de rescatar a un perro.

La Unidad de Mediación y Convivencia surgió en marzo del año pasado para afrontar los problemas de los barrios a través de la prevención y el diálogo. Los agentes se desplazaban a los barrios para hablar con las asociaciones de vecinos y conocer su realidad. En estas visitas descubrieron la gran demanda en materia de protección animal que existía.

El grupo actúa en los casos de maltrato, dejadez, abandono, animales exóticos o ciudadanos que no se responsabilizan de la recogida de excrementos o limpieza del orín de su perro. Por suerte, los casos de maltrato en los que peligra la vida no son los más habituales, pero suelen contar con cierta frecuencia y son, a su vez, los más duros para los trabajadores.

«El grupo actúa en los casos de maltrato, dejadez, abandono, animales exóticos o el incivismo de los dueños»

«Los vecinos hacía mucho tiempo que no veían a la propietaria de una vivienda y sentían un olor bastante fuerte del interior y sabían que tenían perros, entonces nos vimos obligados a tener que acceder a la vivienda porque el olor podía indicar la presencia de alguien muerto, pero lo que encontramos fueron dos perros en muy mal estado», detalla el oficial. Los canes estaban desnutridos, con enfermedades, sin agua ni comida a su disposición, era tal el problema de higiene que los agentes tuvieron que entrar con equipos de protección individual (EPI). «Los rescatamos y uno de los dos falleció estando ya en dependencias municipales, el otro sobrevivió y le hemos encontrado un adoptante, por lo que a día de hoy ese perro ya está feliz y recuperado», cuenta satisfactoriamente.

 

 

Aunque los perros, por ser el animal de compañía preferido en la ciudad, suele tener más presencia en las actuaciones, el grupo trabaja con todo tipo de animales. En su mayoría suelen ser gallinas, en algunas ocasiones cabras, carneros o pavos. «Son personas que tienen un corral sin haber sacado sus registros ganaderos o lo tienen en un núcleo urbano», detalla González.

 

 

En algunos puntos de la periferia de la ciudad existen problemas con las colonias de gallos, como es el caso de Salto del Negro y la unidad ataja el problema a través de su captura, aunque en algunas ocasiones es más complicado porque el «amor por los animales» les complica la operación, ya que los vecinos siguen alimentándolos. Los animales, después de su captura, son cedidos a personas con granjas a través del Gobierno de Canarias.

Un número menor de sus intervenciones son los animales exóticos, ya que en esos casos suele proceder el Cabildo de Gran Canaria. Sin embargo, en ocasiones realizan intervenciones menores como aves exóticas protegidas que deben ser sustraídas a sus dueños. En el grupo conocen los gustos de cada uno en cuanto a animales peculiares y, por lo tanto, hay una compañera que trabaja con las arañas y reptiles o el caso de Paula González que trata con hurones y caballos. «El tema de serpientes no lo llevo tan bien», aclara González.

 

En el caso de los hurones, cuenta la agente, que actúan porque algunos cazadores los tienen en mal estado o se les escapa. «Hay que tener cuidado porque si llegan a un establo de vacas, por ejemplo, puede producir una desgracia porque se matan entre ellas si hay un hurón cerca, el olor que desprenden les hace pensar que es un depredador, como si fuera un león», relata.

 

Paula González se unió al grupo hace seis meses y recuerda una operación que la marcó, cuando el cuerpo rescató a 41 podencos que eran usados para la caza y estaban viviendo en malas condiciones. «El señor los quería como objeto de dinero, no de disfrute, entonces me marcó bastante el tema de que esos animales solo usen para beneficios económicos», lamenta.

«Todos los cuerpos deberían tener una unidad animal, porque está a la orden del día y tenemos que actualizarnos, sobre todo con este tema, hoy en día los animales para muchos son casi más importantes que las personas por motivos personales», opina González. La policía tiene siete perros, entre ellos, Arena, que incluso tiene un corazón en la cabeza. «Ahora solo queda que nos dejen llevarlos a la oficina, uno para cada día», bromea.

Perros peligrosos

De las 610 actuaciones que han realizado desde su formación, 55 han sido por la tenencia de perros peligrosos sin el permiso necesario. «Nuestra experiencia es que de cada 10 perros con los que intervenimos, hay uno potencialmente peligroso», comenta el oficial, Alejandro González. «Son menos, pero son más graves, normalmente lo que encontramos es que esas personas no tienen licencia», detalla. El resto de incidencias son las recogidas por la Ordenanza Municipal con la que trabajan. En el documento se regula, por ejemplo, la recogida de los excrementos de los perros y la limpieza del pipí. En cuanto a los casos de maltrato, a partir de la creación del grupo han comenzado a instruirlos penalmente por primera vez en la Policía Local. | G.M.L.

 

FUENTE: La Provincia

Fecha de publicación: domingo 21 de mayo de 2023