La magistrada del juzgado de lo Penal 5 de Las Palmas de Gran Canaria, Natalia Paula Suárez, ha condenado al vecino Francisco Agustín Santana a la pena de cuatro meses de prisión y a un año de inhabilitación especial para la tenencia de animales como autor de un delito de maltrato animal cometido contra su perra Hermione, que estuvo a punto de fallecer como consecuencia de que «de forma voluntaria y consciente» dejó de atenderla, «no proporcionándole comida y agua» durante semanas. Los hechos ocurrieron en la urbanización Copherfam.
La sentencia, la primera condena por maltrato animal en la capital grancanaria, lleva acarreada también la pena de inhabilitación de sufragio pasivo por cuatro meses e inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio relacionado con animales.
La resolución no es firme y contra ella podrá interponerse un recurso de apelación.
La jueza considera demostrado que el perro Hermione fue desatendido por su propietario en base a las declaraciones de la veterinaria que atendió al animal, así como de los agentes de la Policía Local y la Guardia Civil. El acusado no compareció en el juicio oral.
El estado del animal fue descrito por la veterinaria de la clínica Huellas, a la que el propio Francisco Agustín Santana llevó el 26 de enero de 2017. «Presentaba una caquexia extrema, que es una delgadez secundaria debido a una inacción prolongada en el tiempo y que se produce por no dar de comer y de beber al animal durante semanas», recoge la sentencia, «la perra no podía caminar y presentaba curvada la columna, por lo que seguramente la tenía en un espacio reducido, y no estaba vacunada ni desparasitada, ni tenía chip identificativo».
El análisis de la veterinaria Sonia Peinado concluye que «la vida de la perra corría peligro».
Cuando el acusado llevó al perro a la clínica veterinaria «dijo que no había comido en un día y en otras ocasiones eran los vecinos quienes entraban en su casa y le quitaban la comida». Fue su insistencia en llevarse a la perra de la clínica lo que hizo que la veterinaria decidiera llamar a la Policía Local.
«El agente de la Policía Local vio directamente al animal y afirmó que se encontraba en mal estado, en un estado lamentable, que apenas se sostenía en pie», prosigue la sentencia, «estaba desnutrido y no tenía el chip identificativo». Días después, el policía local depositó el asunto en manos de la Guardia Civil.
Cuando estos agentes se personaron en la clínica veterinaria, un mes después del ingreso del animal, comprobaron que la perra estaba recuperada y presentaba «un buen aspecto físico», pero recogieron el informe veterinario.
Hermione estuvo hospitalizada durante casi dos meses y el tratamiento médico se prolongó medio año. Ya está recuperada pero arrastrará una cojera permanente en una de sus patas al quedarle afectados sus ligamentos.
Fuente: Canarias7