La basura marina amenaza la tortuga

La veterinaria Esmeralda López realiza un proyecto para conocer los residuos contaminantes en las tortugas | Se ha detectado 81 sustancias toxicológicas.

La contaminación en los mares está poniendo en peligro a la fauna que lo habita y, en especial a la tortuga boba, una de las especies más populares que habitan en el mar que envuelve al Archipielago canario.

Las diversas actividades humanas han contribuido a la contaminación global de los ecosistemas marinos, donde diversas especies se ven expuestas a una variedad de compuestos con efectos perjudiciales sobre la salud en los seres humanos y el medioambiente, siendo un tema de interés a escala mundial.

Por ello, desde hace décadas el estudio de contaminantes ambiental en especies marinas despertó el interés entre los investigadores. Cabe destacar que las tortugas marinas, debido a la longevidad y a las extensas áreas de migraciones que abarcan, son capaces de acumular diversos contaminantes a lo largo de muchos años y, por consiguiente, representan interesantes especies bioindicadoras de la contaminación del ecosistema marino.

Se reconoce que la exposición frecuente a estos compuestos conlleva a daños importantes en la salud de los seres vivos y actualmente el efecto nocivo de los mismos se encuentra entre los 20 principales temas de investigación para la conservación de las tortugas marinas y por expertos en el campo de la toxicología de las tortugas. A efectos de la conservación de esta especie, se considera esencial determinar cómo responden estos animales a los diferentes tipos de contaminantes.

Debido a la problemática expuesta, se ha llevado a cabo el proyecto titulado ‘’Asistencia veterinaria en el seguimiento de varamientos de tortugas marinas y estudio de elementos tóxicos en tejidos de tortuga boba varadas a lo largo de las costas de la isla de Fuerteventura’’ con la finalidad de evaluar la presencia de 81 sustancias de importancia medioambiental y toxicológica en muestras de sangre y tejido hepático en 74 tortugas marinas jóvenes de la especie Caretta caretta comúnmente llamada tortuga boba, cuya población, se encuentra en peligro de extinción.

Este estudio se realizó en el marco de la Reserva de la Biosfera de Fuerteventura a lo largo de un año y medio cuyo responsable es Tony Gallardo y la veterinaria investigadora Esmeralda López Trujillo. Asimismo, en el desarrollo de este proyecto también estuvieron implicadas diferentes entidades como el Cabildo de Gran Canaria a través del Centro de Fauna Silvestre de Tafira, a cuyo frente se encuentra Pascual Calabuig, y el proyecto internacional INDICIT, cuyo centro principal de realización es la ONG ADS Biodiversidad de Taliarte.

El estudio contribuye al conocimiento detallado del factor amenaza que representan estos contaminantes en la fauna, la conservación y sostenibilidad de la biodiversidad marina que habita en las aguas del Archipiélago canario, por lo que se considera indispensable el desarrollo de una continua monitorización de estos elementos bajo una red de varamientos en tortugas marinas, uno de los animales más relevantes a nivel mundial sobre bioindicación de los ecosistemas marinos.

En opinión de la doctora Esmeralda López «es importante destacar que en esta investigación se incluyeron dos principales poblaciones de estudio: tortugas marinas mantenidas en condiciones de cautividad y que pertenecen al proyecto de Ampliación del Hábitat Reproductivo de la Tortuga Boba de la Macaronesia, las cuales residen en Fuerteventura y Gran Canaria; y las tortugas marinas salvajes con hábitos migratorios, principalmente procedentes de Florida, México y Cabo Verde». Además, puntualiza que «la selección de los ejemplares en cautividad constituye una herramienta esencial del efecto potencial de los contaminantes antropogénicos en dichas tortugas, ya que la literatura científica existente es escasa en este sentido, por lo que constituye una base de datos valiosa para futuros estudios con animales mantenidos en las mismas condiciones.

El tipo de muestra de este proyecto es una opción atractiva para el estudio de la vida salvaje

Por su parte, el director de la Reserva de la Bisofera de Fuerteventura, Tony Gallardo, considera que el estudio de los contaminantes químicos, metales pesados y los pesticidas en las tortugas marinas tanto en la sangre como en el hígado es un trabajo muy interesante porque nos da una imagen de cual es la situación de estos contaminantes en el mar, por qué estos a nimales se contaminan por comer otros peces u otros organismos marinos que tengan estos contaminantes en sus cuerpos. Así que no solo tiene un valor desde el punto de vista marino puro para la biologia de esta especie sino para conocer el estado de nuestros océanos e incluso desde el punto de vista de los humanos para saber que especies podemos consumir con seguridad en caso de que estuvieran contaminadas o no, y esto nos debería de preocupar»

Gallardo valora la apuesta de la Reserva de la Biosfera por este trabajo de investigación sobre los elementos tóxicos consumidos por las tortugas bobas «una investigación de una joven veterinaria que realmente esta obteniendo muchos y muy importantes resultados».

El tipo de muestra en este proyecto es una opción atractiva para el conocimiento de la salud de la vida salvaje, puesto que la toma de muestra de sangre se realiza a través de una metodología no invasiva y segura que permite monitorizar los niveles de contaminantes ambientales bajo el contexto de bienestar animal en los ejemplares vivos. Sin embargo, para la determinación analítica de aquellos que vararon y, por diversos factores acabaron muriendo en las costas de Fuerteventura y Gran Canaria, se hizo uso del tejido hepático como tejido diana para la determinación de dichos compuestos, por el potencial de bioacumulación del propio órgano.

Entre los resultados derivados de los análisis se puede resaltar un perfil de contaminación diferente entre ambas islas y grupos de estudio. El 100% de las muestras presentaban niveles cuantificables de elementos potencialmente tóxicos, como el arsénico, cadmio, mercurio y plomo. Otro hallazgo significativo fue la presencia de tierras raras y el vanadio.

 

Fuente: La Provincia

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