«No queremos saber dónde están los mataderos para limpiarlos del maltrato a los animales», afirma el profesor de Psiquiatría y Medicina Legal en la Autónoma de Barcelona.
Jaume Fatjó Ríos (Barcelona, 1969), licenciado y doctor en Veterinaria por la Universitat Autònoma de Barcelona y director de la Cátedra de Investigación de la UAB Fundación Affinity-Animales y Salud, expondrá en el Cabildo su ponencia ‘Las raíces en el maltrato de los animales’, dentro de las Jornadas sobre el Maltrato a los Animales.
¿Qué va a exponer en su ponencia sobre las raíces del maltrato animal?
Voy a ofrecer una visión del maltrato hacia los animales desde la perspectiva de una disciplina que se llama antrozoología, que es una rama de las ciencias del comportamiento, de las ciencias sociales, que lo que hace es estudiar la relación de los animales con las personas. Me voy a centrar en analizar los aspectos que están alrededor de los escenarios de maltrato animal.
¿Qué se considera maltrato animal y qué no?
Claro, en primer lugar tenemos que plantearnos lo que es maltrato a los animales y lo que no, intentar acotar una definición. El problema está en que la definición es difícil y nadie está de acuerdo.
¿Por qué razón es tan difícil llegar a un consenso?
Porque realmente si tú tomas la perspectiva del animal, tan maltrato sería encadenar a un perro y darle una paliza en la calle como una corrida de toros. Eso desde la perspectiva del animal. Lo que ocurre es que la mayoría de definiciones de maltrato que se utilizan lo que hacen es acotar el daño que se le puede causar al animal.
¿Hay alguna definición de maltrato animal que esté más extendida?
Una de las más conocidas dice que el maltrato es una acción socialmente no aceptada que le causa daño injustificado a un animal. Es decir, que hay dos elementos que son importantes: lo que está socialmente aceptado o no aceptado por un lado y lo que se considera justificado o no.
Póngame un ejemplo.
Por ejemplo, de acuerdo con esta afirmación, la ganadería quedaría excluida de la definición porque es algo que está socialmente aceptado y para nuestra sociedad, al menos de momento, es justificable. Porque permite conseguir alimento.
Aunque no se trate bien a los animales.
Claro. Otro ejemplo: la experimentación animal quedaría también excluida de esta definición. De todas formas, estamos en un momento muy interesante porque la sociedad está perdiendo la homogeneidad en este sentido. Ahora empieza a haber sectores de esta sociedad que esos límites o fronteras entre lo que es socialmente aceptable o no, justificable o no, los empiezan a cuestionar.
La sociedad cuestiona cada vez más el trato a los animales.
Exactamente. Entonces hay movimientos de personas para las cuales una fiesta con animales, como pueden ser las corridas de toros o el correbous en Cataluña o una fiesta popular, empieza a no ser justificada. Incluso para otras personas que lo llevan más al extremo ningún tipo de utilización de los animales estaría justificado. Y si causa daño ya entraría para ellos dentro de la definición de maltrato.
Da la impresión de que el maltrato animal es un concepto bastante relativo
En el maltrato hay una definición operativa y después hay otra definición acordada por todos, más convencional, más social. Eso te demuestra que en el fondo con los animales lo que tenemos es una posición ética utilitarista. Usamos a los animales para esto o para lo otro.
Sería una definición bastante peculiar.
Esta definición, para hablar del maltrato a las personas, es completamente inoperante. Un maltrato es una conducta socialmente inaceptable. Por lo tanto, no podemos convertir el daño a una persona en un trato aceptable.
Pero una cosa es la persona y otra el animal.
El punto de partida es totalmente diferente. En una sociedad como la nuestra tú como individuo tienes garantizado tu derecho a no ser maltratado. Eso con los animales no pasa.
¿Y qué dice la antrozoología a esto?
Eso es importante hablarlo. Lo que no hace la antrozoología es tomar una posición ética, y esto es a veces difícil de transmitir a según qué audiencias, sobre todo las más proteccionistas. La antrozoología estudia el fenómeno y analiza los factores, que en un momento determinado hacen que nosotros aceptemos un escenario de maltrato y no aceptemos otro, y sigamos considerándonos buenas personas, para entendernos.
¿La sociedad progresa en ese aspecto, es cada vez más sensible con el maltrato animal?
Sí y no. Aquí habría muchas discrepancias entre autores. Hay autores que dicen que sí, que evidentemente la humanidad progresa y en ese sentido cada vez dispensamos un trato más digno a los animales, pero también es verdad que muchas veces el trato que dispensamos a un determinado animal, bueno o malo, tiene que ver con nuestra percepción de daño.
Por ejemplo.
La paloma. En ciudades como Barcelona o las que tienen poblaciones muy grandes de palomas, en un primer momento, a principios del siglo XX, eran animales que tenían una buena percepción por parte de la gente. La gente tenía una buena actitud ante estos animales, pero cuando estos animales han crecido, las poblaciones se han descontrolado y han empezado a causar daño directo o indirecto a la gente, la percepción de la sociedad ha cambiado.
Antes tenía un buen concepto de las palomas y ahora no.
Ahora las actitudes de la población hacia las palomas en ciudades como Barcelona o Nueva York, son muy negativas comparadas a las de hace treinta o cuarenta años.
Lo contrario a lo que ocurre con las corridas de toros o las riñas de gallos.
Efectivamente. Hay algunos investigadores que dicen que a veces en lo que nos hemos especializado es en hacer desaparecer el maltrato de alguna manera. Es decir, ¿dónde estás los mataderos? Nadie lo sabe. Porque no queremos verlos. Esa es una de las estrategias que usamos como sociedad e individuos para limpiarnos moralmente de los actos que cometemos de maltrato hacia los animales. No sabemos dónde están los mataderos, no queremos ni saberlo.
Tenemos mala conciencia. Sabemos lo que ocurre pero no queremos verlo.
La investigación ha demostrado en los últimos años que huimos de la imagen de maltrato a los animales. Si vas a cualquier tienda o a un supermercado la evolución es que los productos cárnicos cada vez te recuerda menos al animal. Hace unos años ibas a comprar y veías el conejo o el pollo expuestos en toda su crudeza. Ahora no, ahora ves las bandejitas con las pechugas limpias para que te recuerden lo menos posible al animal. Y eso la industria lo sabe y por eso lo hace. Sabe que de esa manera los frenos que puedas tener, porque cada vez tenemos una conciencia más sensible por el maltrato animal, se diluyen.
El maltrato a los animales es algo cotidiano, pero lo hemos aceptado.
Hay escenarios de maltrato en los cuales entrarían las personas. Hay un porcentaje de la población que tiene un comportamiento antisocial. De la misma manera que si yo tengo un comportamiento antisocial y maltrato a una mujer, maltrataré a los otros miembros de la familia: maltrataré a mi hijo y también a mi perro. Hay un escenario en el que claramente la responsabilidad recae en la persona que ejecuta el acto, que es una persona antisocial que viola claramente la opinión de la inmensa mayoría de la población sobre lo que deberíamos hacer en un escenario concreto con un animal, pero luego tienes lo que llamamos la crueldad cotidiana, que la aceptamos.
Para acabar con el maltrato hace falta hacer mucha pedagogía.
Es importante mirar un poco adelante y plantearnos que lo que ahora se considera maltrato, hace veinte años no. Y lo que ahora consideramos no maltrato, a lo mejor dentro de diez años cambiará. Y como sociedad como mínimo debemos entender los mecanismos que acompañan a este cambio.
¿Las personas somos más permisivas con el maltrato de algunos animales determinados?
Totalmente. Eso lo sabemos hacer muy bien, de la misma manera que lo hacemos con las personas. El prejuicio, que puede ser por raza, por cultura, por países, por estratos sociales. Los mecanismos psicológicos que hacen que una persona sepa distanciarse más o menos de otro ser humano son básicamente los mismos que permiten a una persona tener una conducta exquisita con su perro y no tenerla con el pollo que se está comiendo.
Fuente: La Provincia