Los estudios de las científicas del IUSA sobre embolismo gaseoso, muerte de cetáceos por plásticos o el síndrome del «corazón roto», entre los más aplaudidos en la cumbre.
El Instituto de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria consolida su papel como nodo atlántico de la red internacional de conocimiento, diagnóstico y seguridad en la salud de los océanos. Como ejemplo, la participación de cuatro de sus jóvenes investigadoras en el congreso mundial celebrado en Barcelona, que por segunda vez aglutina a las sociedades europeas y americanas en mamíferos marinos. Con la participación de más de 2.700 expertos de 95 países, y 1.640 presentaciones, Yara Bernaldo de Quirós, Raquel Puig Lozano, Nakita Câmara y Marina Arregui, del grupo de Histología y Patología Veterinaria del IUSA, se han convertido en un referente entre la comunidad científica internacional con sus respectivos estudios en torno al embolismo gaseoso asociado al síndrome descompresivo descrito en cetáceos; muerte de origen traumático por ingerir desechos marinos, en su mayoría plásticos a la deriva; o cardiomeopatía de estrés en los animales varados, conocido como «corazón roto».
Como ejemplo de la presencia del Instituto de Sanidad Animal de la ULPGC que dirige el catedrático Antonio Fernández, en el congreso mundial de mamíferos marinos, destacar el papel de Yara Bernaldo de Quirós, seleccionada para formar parte del comité científico, como responsable del área de Fisiología. «Es un gran honor que me hayan elegido para ello en función de mi experiencia. Lo entendí como un reconocimiento a la trayectoria del IUSA. Fue un trabajo muy gratificante porque te enseña el otro lado, aprendes como se evalúa, y de todas las temáticas que hay, contactas con muchas personas… fue muy interesante», subrayó.
Tras titularse en Biología, Yara Bernaldo de Quirós hizo el doctorado en Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria en el IUSA. Su tesis giró sobre el embolismo gaseoso, asociado al síndrome descompresivo en cetáceos. «Esto me llevó a realizar luego dos postdoctorados en Estados Unidos -Instituto Oceanográfico de Woods Hole en Massachusetts, y en la Universidad de Texas A&M-, donde estuve cuatro años, monté el laboratorio y llevé la metodología que hemos desarrollado en el IUSA, e hicimos estos estudios en animales que son atrapados en redes de pesca, porque también mostraban este embolismo gaseoso», apuntó.
Allí indagó en la cantidad de músculo, hueso y grasa que tienen los animales, y en cuanto nitrógeno se disuelve en esas cantidades para hacer modelos y entender cómo se podría desarrollar la enfermedad descompresiva. «Aprendí también nuevos métodos, que me los he traído de vuelta a la ULPGC donde ya llevo cuatro años, con una beca de postdoctorado. Sigo investigando en este tema, que nos está dando muchos resultados interesantes en cuanto a la pérdida de peso que compromete la salud de los cetáceos».
Raquel Puig Lozano, de 29 años, es investigadora predoctoral. Estudió los primeros años de Veterinaria en la Complutense de Madrid, y su pasión por el mar la llevó a terminar la carrera en la Universidad de Las Palmas. «Siempre me llamó la atención las asignaturas de histología y de anatomía patológica, y aquí encontré un instituto de investigación que unificaba las dos cosas. Vi que a través del estudio histológico y de las necropsias se estudiaban las causas de muerte en cetáceos y me dije, este es mi sitio».
Está inscrita en el doctorado en Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria del IUSA, y su tesis se centra en las causas de muerte de origen traumático en cetáceos. «Va sobre animales que han ingerido basura marina, en su mayoría plásticos que se encuentran a la deriva. Por causas que desconocemos los cetáceos acaban ingiriendo esos desechos, y queríamos ver hasta qué punto alteraban su salud, porque incluso les puede llevar a la muerte».
Como dato a destacar, Puig señaló que tres de cada 100 cetáceos al que hacen la necropsia en Canarias han muerto por ingestión de desechos marinos, en su mayoría plásticos. Este estudio fue el primer artículo que ha publicado de su tesis, y sus resultados causaron un gran revuelo entre la comunidad científica, de hecho, fue seleccionado para participar en el congreso mundial de mamíferos marinos celebrado este mes en Barcelona, donde tuvo una gran acogida. Previamente lo había presentado a la comisión ballenera internacional, donde lo han tomado como referencia para hacer estudios similares, intentando unificar protocolos. «Presentar una charla en este congreso mundial es un logro importante, y todo un honor representar a mi grupo de investigación. Sobre todo por ver la acogida que ha tenido y como la gente lo usaba como base para sus estudios en distintos sitios del mundo».
Estrés
Nakita Câmara, de 29 años, estudió la carrera de Veterinaria en Lisboa, y desarrolló el trabajo fin de máster en la ULPGC, donde continuó con el doctorado en Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria del IUSA. Su tesis trata sobre cardiomeopatía de estrés en los cetáceos varados, lo que se conoce como «corazón roto». Según indicó la investigadora, se trata de una patología vinculada principalmente a situaciones estresantes -colisiones con barcos, interacciones de pesca…-, así como a varamientos activos, es decir, cuando los cetáceos aparecen vivos en la costa. «Esos animales sufren de una miopatia de captura, y la cardiomiopatía de estrés entra dentro de ese síndrome que sufren los cetáceos. Hemos podido ver, tanto a nivel histológico como histoquímico, inmunohistoquímico, determinadas lesiones que ya habían sido descritas previamente, pero que nunca se había calificado científicamente como cardiomiopatía de estrés, ese ha sido mi primer artículo científico, publicado en 2019.
En su tesis también estudia dos casos específicos. Uno, sobre una cría de rorcual, en la que han identificado sufrimiento por estrés fetal, «un caso en el que se han juntado todos los factores de haber varado vivo. El otro, es sobre un calderón gris, que varó el pasado año y que trataron durante una semana en el centro de recuperación de fauna de Tafira.
Nakita Câmara difundió los resultados de estos estudios en el congreso mundial, donde ha obtenido un gran reconocimiento de la comunidad científica. «Presenté el primer artículo que hemos publicado de mi tesis, y en un workshop también expuse el caso del calderón gris por su carácter innovador», apuntó la doctorando del IUSA, quien calificó dicha experiencia como «el sueño» de todo investigador. «Ha sido una oportunidad extraordinaria, un reconocimiento al trabajo que hago, y una satisfacción ver el interés que despertó entre investigadores de otros países».
Marina Arregui Gil, de 28 años, estudió Biología en la Universidad de Salamanca y, al igual que Câmara, realizó el último semestre del máster en el Instituto de Sanidad Animal de la ULPGC.
Como el resto de sus compañeras, ya se encuentra en el último año de doctorado en el IUSA. Su tesis gira en torno al embolismo graso, el hallazgo patológico de grasa en vasos sanguíneos, descrito en cetáceos y en animales que han experimentado traumas, como es el caso de colisiones con embarcaciones. «Nosotros diagnosticamos el embolismo graso en el pulmón. La grasa se queda entre los capilares tan pequeños y nosotros, con técnicas adecuadas, podemos verla en microscopio», indicó Arregui.
La investigadora apuntó que en Canarias más del 50% de los cachalotes que aparecen tienen evidencia de colisión. «Con nuestra técnica podemos saber si el animal ha muerto debido a la colisión o si ya estaba muerto. Para que esa grasa patológica que está en el tejido adyacente a la rotura, incluso dentro de la médula ósea, llegue hasta el pulmón, que es donde lo diagnosticamos, es necesario que haya función cardiaca, bombeo de sangre. Es una técnica diagnóstica complementaria muy interesante, sobre todo en los casos en los que es complicado el estudio debido al estado de descomposición del animal».
Han comprobado que el 83% de los animales con evidencia de colisión, estaban vivos en el momento en que se produjo. «Este trabajo es una parte más de ese puzzle científico que se viene haciendo desde hace 30 años, y que puede ayudar a poner medidas para mitigar las muertes de estos animales en Canarias», concluyó.
El talento silencioso
Yara Bernaldo de Quirós, Marina Arregui, Raquel Puig y Nakita Câmara forman parte de una generación muy preparada que, de forma silenciosa, van logrando grandes avances para la ciencia. Y lo han hecho en un contexto hostil, debido a la falta de inversión en I+D+i en España, y la inestabilidad laboral de los jóvenes investigadores. «La situación de la investigación no está muy bien en este país, no me importa irme fuera, pero a largo plazo me gustaría vivir aquí. Es complicado, tanto, que a veces te hace plantear si vale la pena seguir. Yo he experimentado momentos de frustración, a pesar de que este es un camino muy bonito», indicó Arregui. Crecen encadenando becas y contratos por proyectos, pero siempre bajo la amenaza del paro. Ser brillantes no es suficiente para consolidar una carrera en este ámbito, y a medida que «vas subiendo escalones» la situación se complica, «cada vez hay menos financiación, más competencia, mucha gente preparada y pocos puestos», señalan. Todos sueñan con un país que reconozca la importancia de la ciencia para avanzar y blinde a su talento.
Fuente: La Provincia