«Muchos canarios ponen colmenas para contribuir con la polinización natural»

Pablo Pérez Acosta.
Veterinario investigador del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria.

«Cuando voy a comprar buena miel, lo primero que miro es que no sea líquida, esté limpia y no dé olor desagradable», explica el veterinario investigador del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria.

 

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Pablo Pérez se siente atraído por la apicultura desde niño. Estudió Veterinaria y en la carrera comenzó con actividades relacionadas con las abejas con su director de tesis -sobre este campo- y catedrático de reproducción, Anselmo Gracia. Hizo un máster en Sanidad, trabaja en el Instituto Universitario de Sanidad Animal para la conservación de la abeja negra canaria y lleva el plan sanitario de una asociación de apicultores. Mañana impartirá en Agüimes un curso de iniciación en el sector.

¿En qué consiste el curso?

Se ha hecho ya en otros municipios y también en Agüimes, pero debido a una demanda de más de 80 plazas se ha repetido. La idea es transmitir ideas básicas para gente que quiere comenzar en la apicultura o que acaba de empezar. Aunque intentamos que sea lo más básico posible para que aquellos que no tienen experiencia lo comprendan bien, no es tan sencillo.

¿Porque se trata de un sector complicado?

Tradicionalmente se ha dicho que la apicultura es un ganado que no da trabajo y que se ve una vez al mes o dos veces al año. Ahora existen nuevas patologías, principalmente la varroa, que es el caballo de batalla de los apicultores, y aunque el curso lo hacemos lo más básico posible, lleva el nivel necesario para entenderla bien. Esto es así porque si se empieza ahora y la patología no se trata bien, dentro de dos años se puede observar que hay más de la normal o que se ha descontrolado y se pierde la colmena. Igual de controlada la tiene que tener un pequeño apicultor que uno profesional.

¿Existen muchos avances en este campo en los últimos años?

Sí, debido a las patologías que aparecen y a las nuevas tecnologías, porque ahora existe mayor comodidad y la opción de hacer trashumancia. Aunque hay sitios donde es bastante tradicional, se ha modernizado y ha habido progresión, revolucionado un poco el sector.

¿El taller estará enfocado al municipio de Agüimes?

Será un curso generalizado, pero siempre digo que la apicultura no es tan básica como se cree porque esta no tiene nada que ver en el norte de Tenerife o La Palma con la de Lanzarote, por ejemplo. En cada sitio, incluso en la misma Isla, tenemos zonas con condiciones diferentes al resto o con momentos críticos en el año. Así, según avance el taller iremos hablando sobre los intereses de cada apicultor según donde esté, teniendo en cuenta las diferentes características.

¿Qué diferencias presenta esta localidad del sureste?

Se trata de una zona de viento, por lo que hay que proteger las colmenas de él. Además, en cuanto a temperatura, tiene buenas condiciones para la apicultura y cabe destacar la zona de las medianías como muy buena. De hecho, hay bastantes premios en concursos de mieles que han caído ahí. Agüimes no es de los municipios que tienen más puntos en contra para esta práctica.

Cada año en Canarias se reciben premios por la calidad de la miel, ¿a qué se debe el resultado?

Principalmente a la flora, porque existen algunas claves en la apicultura -como no utilizar demasiado humo, no meter suplementos alimenticios en épocas en las que las abejas recogen miel, o castrar en el momento oportuno y no antes de tiempo-, pero lo fundamental es que en Canarias hay una base muy buena en cuanto a la variedad de flora. En la Península, por ejemplo, y en muchos países del mundo en general, sacan muchas mieles monoflorales como las de castaña, brezo o romero, pero no tienen la variedad de flora de aquí. Aunque nos cueste mucho sacar las monoflorales, las sacamos, y cuando es así y la llevamos fuera se valora la calidad que tiene. Es así porque, aunque saquemos una, sabemos que el fondo de la monofloral no es absoluta y aquí se le da ese toque de diferente que hace la miel canaria especial.

¿Qué particularidades tiene una de calidad?

Cuando voy a comprar buena miel lo primero que miro es que no sea mala. Es decir, que no se trate de la típica que se ve tan líquida que casi parece agua; que no tenga suciedad y esté filtrada; o que no dé olor desagradable como a humo o a tratamientos para las patologías. Una cosa que aquí no valoramos y que en otros países de Europa no dejan pasar, es que la miel esté cristalizada. Si presenta esta característica se trata de miel buena, porque si no puede significar que ha sido adulterada o ha recibido tratamientos térmicos. Si al abrir un bote y darle la vuelta la miel es dura y no se sale, es buena señal y un indicativo que muestra que se trata de un producto de calidad, aunque no es la única característica que lo determina.

¿La demanda de formación en Agüimes se debe a la cultura de este ámbito en la zona?

Se trata de un municipio en el que hay tradición de mucha miel y colmenas, por lo que hay más iniciativa por tenerlas, tanto por profesionales como por los que no lo son y tienen para el autoconsumo. En Canarias existe bastante gente con mucha conciencia por el tema de las abejas y que están empezando a ponerlas, muchos incluso no por la miel sino por contribuir. Esto se debe a la conciencia de que hay que mantenerlas para conservar la polinización natural de las flores y de todo lo que consumimos, ya que en la mayoría intervienen las abejas.

¿Cómo se inicia en este sector?

Fue por mi padre, que tenía abejas e iba con él a recoger enjambres y a hacer otras labores que despertaron mis ganas en este campo. Siempre tuve claro que algún día tendría mis propias colmenas.

¿Las tiene?

No, pero llevo las más de 20 que hay en la Universidad. Aún así, si dispusiera de más tiempo y terreno las tendría seguro.

 

Fuente: La Provincia